La Fraternidad Verbum Spei nació en 2012 en México, de la mano de Don Raúl Vera López, o.p., obispo de la diócesis de Saltillo. Cuenta con otra casa en Europa, en la arquidiócesis de Luxemburgo, desde 2016.

Una Vida Contemplativa

Los hermanos viven una vida escondida en Dios con Cristo (cf. Col 3, 3), arraigada en una formación completamente a la escucha del único “Verbo de Dios”, que es al mismo tiempo “Verbo en la Iglesia” y “Verbo dado al mundo” (cf. Verbum Domini).

Ellos encuentran su esperanza en el Padre de las misericordias (cf. 2 Cor 1, 3-4), que tanto amó al mundo que le dio a su Hijo único (cf. Jn 3, 16).

Siguen a Cristo profesando los consejos evangélicos de pobreza, castidad y obediencia. Viven su consagración bajo la sombra de María, para ser plenamente hermanos de la esperanza que están llamados a profetizar (cf. Papa Francisco, Homilía del 2 de Febrero de 2017).

Una Vida Misionera

Sensibles a la urgencia de anunciar la alegría del Evangelio a todos los que han perdido la esperanza y que no conocen a Cristo, quieren ser para ellos testigos de Jesús muerto y resucitado por todos los hombres, y llevarles la Buena Nueva de su salvación con un profundo respeto hacia cada persona, su dignidad, situación y cultura.

Un impulso misionero anima el corazón de los hermanos y los conduce a portar las situaciones extremas del mundo de hoy, muy particularmente “la crisis de verdad en la que vivimos” (Lumen Fidei, n°25) siendo así testigos de Cristo misericordioso.

Para ello, toman en su corazón la Carta Apostólica del Papa Francisco Evangelii Gaudium como regla/carta magna de su vida misionera, que los invita a poner la alegría del Evangelio en el corazón de su vida personal y comunitaria.

Una Vida Evangelica

Los hermanos llevan una vida fraterna comunitaria. Abiertos a acoger personas, se involucran también en diversos apostolados que los ponen al servicio de la Iglesia universal, privilegiando las necesidades de la Iglesia local que los ha llamado.

Quieren así responder al llamado del Concilio Vaticano II y vivir del espíritu de la Nueva Evangelización al que nos llama por el Papa Francisco (cf. Evangelii Gaudium, cap. 5).